Fue la manifestación más objetiva que vivió nuestro país, con todos sus horrores y magnificencias.
En el mes de la Revolución Mexicana, la lucha armada de 1910 fue la manifestación más objetiva que vivió nuestro país con todos sus horrores y magnificencias, porque todas las revoluciones son una lucha de la justicia contra la arbitrariedad, el atropello y la inequidad en pleno combate, que condiciones que fueron cada día más brutales y el pueblo se levantó en armas para erradicar las condiciones de miseria y tiranía.
Ese fue el sentir de los trabajadores y empleados de la Secretaría de Educación del Estado, en la ceremonia de honores a la bandera, que se organiza el primer lunes de cada mes, en voz de Melesio Vargas Cabrales, Director de Profesiones se dio a conocer que la Revolución Mexicana germino en los jacales, en las casas humildes de los pobre; y de los rostros curtidos y los corazones humildes de los hijos del pueblo oprimido.
El proceso de incubación comenzó desde que los conquistadores se apropiaron de las tierras que cultivaba el indio; del arrebato de sus bosques y aguas que le proporcionaba el sagrado alimento y así continuó desde la llamada época colonial y prosiguió su curso durante el imperio de Maximiliano de Austria y la república democrática de Juárez; para llegar al estallido revolucionario ante la tiranía y despotismo de Porfirio Díaz.
El Pueblo le levantó en armas para erradicar esas condiciones de miseria y tiranía, se decidió a conquistar sus libertades democráticas y económicas, entendiendo que esas libertades le darían mejores condiciones de vida y trabajo.
En el acto se entregó el reconocimiento de Empleado Distinguido Eduardo Carbajal Gutiérrez; se contó con la participación de la Escolta y la Banda de Guerra de la ByCENED; y la parte artística estuvo a cargo del grupo Flor y Barro de la Casa de la Cultura.
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